In memoriam de María de Gracia Rodríguez Calvo
A lo largo de los últimos quinientos años el papel asociativo de la mujer en la Iglesia o su participación en las corporaciones regladas ha estado muy restringida y a veces relegada a un papel secundario o solo unida para vivir la parte espiritual ya que no les era posible ocupar cargos en la administración de las mismas tal como sucedía en la sociedad de esos momentos.
Sin embargo se crearon congregaciones integradas sólo por mujeres pues en ese aspecto le era imposible la mezcla de sexos y que determinaba hasta en las procesiones el espacio donde podían ubicarse, como sucede en las Reglas de 1786 en la Hermandad del Nazareno de San Bartolomé «si alguna mujer quisiera acudir a la procesión de penitencia, no podrá ir interpolada entre los nazarenos sino detrás de dicha procesión, sin insignia ni otra cosa que mire a otro objeto más que acompañar a la Virgen»; a veces dieron pie a diversos conflictos y desórdenes públicos como en el caso de la hermandad de la Humildad de Santa Ana donde intervino la Justicia civil por ir las mujeres descalzas entre los armados. En nuestra ciudad han existido diversas congregaciones femeninas, en muchos casos asociaciones rosarianas que aunque no llegaron a tener que solicitar su aprobación al Ordinario civil o religioso tenían reconocimiento eclesiástico como hoy lo pueden ser los grupos pastorales o asociaciones parroquiales tutelados por el párroco o algún sacerdote. Su actividad estaba más centrada en la vida espiritual o caritativa.
Debido a estos condicionamientos es difícil poder contar con datos sobre la existencia de estas congregaciones que proliferaron sobre todo en el siglo XVIII, siendo la más importante en ese momento la Esclavitud de mujeres en torno a la Virgen de los Dolores de san Bartolomé y que reunía en torno a la imagen a hombres y mujeres pero separados en diferente asociaciones como es también el caso en la Imperial del Rosario de santa Ana y que celebraban en diferentes horas sus procesiones. Existieron otras como la de la Virgen del Remedio en San Felipe o la de la Virgen del Rosario de San Blas.
LA ESCLAVITUD DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED DE CARMONA
Para muchos carmonenses es del todo desconocida la existencia de esta antigua congregación íntegramente constituida por mujeres y que desde fundación está establecida en la Parroquia de San Pedro. Con motivo del año jubilar mercedario la imagen titular presidió el altar del Corpus de la Orden Seglar de los Siervos en el Salvador dio a conocer tanto la imagen como la presencia de esta congregación femenina.
El origen de las congregaciones de esclavos o esclavitudes de la Merced se encuentra en la necesidad de la Orden para liberar cautivos y en la que debían implicarse los seglares para la obtención de fondos para la redención y asistencia en las casas hospitales de los ex-cautivos, de enfermos pobres y de peregrinos. Los cautivos liberados recibían el escapulario como distintivo de su estado y así pasaban a denominarse “esclavos” de la Virgen.
Existían desde antiguo hermandades establecidas en los conventos mercedarios pero igualmente otras asociaciones que recaudaban fondos para obtener el rescate, para éstas fue necesario obtener la carta de hermandad y la agregación a la Merced; siendo la primera de estas «esclavitudes» la de Nuestra Señora de los Remedios nacida en Madrid en 1613 en el convento mercedario.
En Sevilla los estatutos más antiguos para estas congregaciones se debe a fray Pedro de la Serna en 1614 que estableció los fines de la Esclavitud – el honrar a la Virgen María como humildes siervos o “esclavos” de Ella -, y de sus reglas. El hermano firmaba la carta de esclavo y como señal de su consagración debía llevar el escapulario blanco o el escudo de la Merced, asistiendo a sus cultos y ejercitando las obras misericordia, y contribuir con limosna para redimir a los cautivos.
La fundación de la Esclavitud de la Merced en la Parroquia de San Pedro de nuestra Ciudad ha venido siendo atribuida a la proximidad de la comunidad de los Mercedarios recoletos que bajo el patrocinio de la condesa-viuda de Castellar en 1603 se establecieron en el Convento del Corpus Christi en el Viso y que contaban con propiedades agrarias en el término de Carmona. La presencia de religiosos mercedarios en nuestra población, como ha estudiado María Teresa Ruiz Barrera, estimularon la creación de la Confraternidad del Rosario de María Santísima de la Merced y Misericordia, una congregación femenina que en 1743 obtenía la aprobación como hermandad. De sus antiguos estatutos se conservan una edición de 1814 bajo la denominación de Reglas y Estatutos de la Confraternidad del rosario de María Santísima de la Merced y Misericordia, Fundada canónicamente en su capilla de la Parroquia del señor San Pedro en la Ciudad de Carmona, y sumario de las indulgencias y gracias concedidas a la expresada esclavitud. En 1783 es agregada espiritualmente a la Imperial Cofradía del Rosario del Convento de Santa Ana.
En la actualidad la esclavitud sigue siendo una congregación femenina que celebra sus cultos en ese mismo templo Parroquial y donde a las hermanas se les impone el escapulario de la Merced y que ha sobrevivido gracias al empeño de su antigua Esclava Mayor María de Gracia Rodríguez Calvo.
La imagen de la Virgen de la Merced
La actual imagen de Nuestra Señora de la Merced parece una obra de finales del siglo XVIII o principios de la siguiente centuria y que debió de sustituir a otra anterior o que fuera retallada la primitiva.
La iconografía corresponde a la de Virgen de la Misericordia, portando en sus manos los escapularios con el emblema de la orden junto con el símbolo de la Esclavitud (una S atravesada por un clavo). Unos angelitos revolotean alrededor de Ella simulando coronarla, antiguamente a sus pies figuraban dos pequeñas imágenes en representación de los esclavos redimidos tal como aparece en la pintura del estandarte fechable en la segunda mitad del siglo XVIII.
Tras el incendio de la parroquia en 1984 fue restaurada por Fernando Fernández. Estando establecida en una capilla de su propiedad.