«…para que diese licencia para remover y pasar la dicha cofradía a la dicha iglesia de Señor San Pedro»
Pocas noticias tenemos de un extenso número hermandades y cofradías que han existido en nuestra ciudad, de algunas de ellas sólo sabemos de su advocación, de otras han llegado hasta nosotros su imagen o el retablo que ocupó. La pérdida de los archivos conventuales donde muchas estaban establecidas, el hecho de que los libros contables y de Actas se custodiaban en casa de los miembros de sus Juntas, la falta de interés general por el pasado y el mal trato a sus documentos, nos restringen mucho el poder conocer el desarrollo de la vida cotidiana de estas corporaciones, sus usos devocionales, sus cultos y hasta nos limitan el poder conocer qué imágenes veneraba.
Entre las existentes en siglos pasados conocemos la existencia de dos congregaciones dedicadas a San José, una en el convento de su advocación y otra en la iglesia parroquial de san Pedro. De la primera sólo conocemos el nombre de algunos de sus priostes o la existencia de su altar que terminaría en la posguerra siendo trasladado a Dos Hermanas. De la de San Pedro, de la que por tradición se afirma estaba constituida por los carpinteros de la ciudad, poco se sabía hasta que hace unos años Esteban Mira y Fernando de la Villa, dieron a conocer un documento consistente en un Acta elevada a escritura pública para autorizar a su Prioste (Hermano Mayor) para que gestionara el cambio de sede a San Pedro desde el cercano convento de Santa Ana.
A través de este documento perteneciente a la Escribanía de Juan de Santiago, realizado el 8 de junio de 1659, conocemos que la fundación de esta Hermandad había tenido lugar pocos años antes en el convento de Santa Ana «donde ha estado cinco o seis años». Quizás pudiera tener antecedentes históricos pues conocemos que en mayo de 1650 en la procesión de rogativas por la epidemia de peste que partió del convento figuraba la imagen de San José (Archivo Juan de Palma). Ocasión que también pudiera ser el punto de inicio para constituir la cofradía.
El cambio de sede venía provocada por la imposibilidad de que la corporación asumiera las obligaciones que les imponía la comunidad de religiosos dominicos «les han pedido se obliguen a cosas que la dicha cofradía no las puede cumplir aunque tuviese mucho caudal… que su parecer era que le era más conveniente a dicha cofradía el estar y pasar a la dicha iglesia parroquial de Señor San Pedro»; desconocemos cuáles podían ser estas condiciones, pero es curioso que también la del Nazareno de la Humildad también expresaba su disconformidad con algunas exigencias del Convento. En el acta además se menciona que la Hermandad había intentado con anterioridad trasladarse a otros dos conventos pero tampoco en ellos podía mantenerse. El Arzobispado autorizará el traslado a la Parroquia, donde se conserva aún la magnífica imagen de su titular, que Hernández Díaz atribuiría a Montes de Oca y que más recientemente se ha adscrito a la producción de Ruiz Gijón.
El cabildo de hermanos estuvo constituido por algo más de una veintena de individuos, cifra más que representativa en ese momento en las reuniones de las cofradías carmonenses. Era su Prioste Juan Amaro.
A través de otras noticias sabemos que hasta mediados del siglo XIX mantuvo actividad corporativa en la que podían haberse integrado con seguridad los miembros del gremio de carpinteros de Carmona, máxime cuando muchos de estos talleres se encontraban en la feligresía de San Pedro.